Por Julia Sánchez
El estrés y la ansiedad son experiencias comunes que muchos enfrentamos en nuestra vida diaria, especialmente en el entorno universitario. La presión académica, las expectativas sociales y la búsqueda de un equilibrio entre estudios y vida personal pueden generar una sensación abrumadora. Reconocer que estos sentimientos son normales es el primer paso hacia el manejo efectivo del estrés. Hablar sobre nuestras inquietudes con amigos, familiares o profesionales puede aliviar la carga emocional y ofrecer nuevas perspectivas sobre nuestros desafíos. Además, es esencial cultivar una red de apoyo sólida, donde podamos compartir nuestras experiencias y sentirnos comprendidos, ya que esto puede disminuir la sensación de aislamiento.
Para gestionar el estrés y la ansiedad, existen diversas estrategias que pueden resultar efectivas. La práctica regular de la meditación, el yoga o ejercicios de respiración profunda son herramientas valiosas que ayudan a calmar la mente y el cuerpo. Estas prácticas fomentan la atención plena, permitiéndonos estar más presentes y conscientes de nuestros pensamientos y emociones. También es fundamental incorporar la actividad física en nuestra rutina, ya que el ejercicio no solo mejora nuestra salud física, sino que también libera endorfinas, que actúan como un antidepresivo natural. Además, establecer horarios de descanso y asegurarse de tener tiempo para actividades que disfrutemos ya sea leer, pintar o pasar tiempo con amigos es clave, ya que el autocuidado y el esparcimiento son fundamentales para nuestra salud mental.
Por último, es importante recordar que cada persona es diferente, y lo que funciona para uno puede no ser igual de efectivo para otro. La búsqueda de apoyo profesional, como la terapia, puede ser un recurso valioso para aquellos que sienten que el estrés y la ansiedad son abrumadores. Los profesionales de la salud mental están capacitados para ofrecer herramientas y estrategias personalizadas que pueden hacer una gran diferencia. No hay que subestimar la importancia de cuidar nuestra salud mental; pequeños cambios en nuestra rutina diaria, como establecer límites en el uso de tecnología, practicar la gratitud o llevar un diario de emociones, pueden tener un impacto significativo. Aprender a manejar el estrés y la ansiedad no solo nos beneficia a nosotros, sino que también nos permite ser más comprensivos y solidarios con quienes nos rodean, creando un entorno más positivo y colaborativo.